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miércoles, 28 de noviembre de 2007

Manía.


Los alegra poder observar aquel clandestino lugar de sonrisas, donde los payasos quisieran desaparecer ante tanta indiferencia, es que allí no era necesario algo que incitara la carcajada. Ella no encuentra un lugar donde poder aniquilarse ahí. No hay nada de eso, como poder desaparecer en un mundo de goma y cera? Han sacado todo, ni las mismísimas puntas de los árboles han sobrevivido. Los ganchos para colgar la ropa, los alfileres de las antiguas tejedoras, las púas del erizo domado, cuchillos y tenedores. Todo, todo lo mortífero se ha desvanecido. Las esquinas de los muebles han sido lijadas y hoy todo es redondez de embarazada.

Ya no quedan más que los restos de algodones usados como testimonio de los últimos atisbos de un mundo que ha quedado atrás.

Busca a los payasos, también se han esfumado en un nuevo cuerpo que no causa risa ni gracia, pero que es sutil y liviano; como el resto. Saltemos juntos sobre la piedra que ni quema ni rasguña bajo el sol, arranquemos el musgo que crece bajo las camas, bailemos en el agua que se congela ante nuestros pies fracasando el ahogo. Celebremos que las cañerías con sus ratones podridos han desaparecido, también por la extinción de las lancetas de abeja y los colmillos afilados. Alabemos la carne y el animal que tendrá vida hasta que dios lo diga” Los espejos se han roto y hoy son aire que se llevan sus sonrisas. Se levantan de una noche en vela en la que el sueño no fue necesario y tampoco el sexo. Caminan y los cuerpos se vuelven núcleos de una misma célula que no distingue tiempo ni diferencia lugar. Ya han aparecido un montón de respuestas cerradas que vuelven insignificante la duda y con esta la elección.

La única que comienza a desvanecer y replegarse es ella, su garganta la tritura y sus dedos tiemblan bajo una jardinera vieja, no puede morir y lo sabe. No soporta sentir que la turbación ha dejado a todos y la ha encontrado a ella. Irremediablemente le queda la locura. El suicidio mental se concreta. Entonces corre y baila tras ellos, se ha convertido en un remolino de viento que grita y clama, respira y ríe, celebrando la caída de los ganchos, los alfileres, los lápices y clavos y como no; la desaparición de todas las ramas en punta de olvidados árboles.

1 comentario:

empieza con A dijo...

Guauu, no estoy segura si lo retocaste o una segunda lectura le da aún más brillo.
Me fascina!!
Sigo insistiendo en que me gustaría conocer más de aquel mundo "desfilado", quizas te animas y me llevas algún día...

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