
Al principio, adoré. Lo que adoraba era humano. No personas; no totalidades, no seres denominados y delimitados. Sino signos. Parpadeos de ser que me impactaban, que me incendiaban.
Fulguraciones que llegaban a mí: ¡Mira! Yo me abrasaba. Y el signo se retiraba. Desaparecía.
Mientras yo ardía y me consumía entera.

1 comentario:
Al fin de vuelta!!!
Haber ido a encontrar que Cixous te quitaba las palabras!
retomando de a poco, cuando aterrices del todo no te perdono si la "entrada" no es con signa personal!
besos
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