Y dejé de llamar a Brezo. Como quien elude una culpa, como quien vive en lo que está a punto de ocurrir pues ha aprendido que lo sueños definitivamente consumados causan dolor. Dejé de llamarla porque hay seres que saben existir a todas horas, pero la mayoría no sabemos. Hay unas pocas personas de hoja perenne, pero a mí las agujas de los pinos me aterrorizaron, ese deber de permanencia, esa imposibilidad de abrigarse con ropas castañas, rojizas y, como un hombre cae a la piscina, dar un paso, quedar desprendido del volumen propio. Sergio de hoja caduca, Sergio hibernando vivía en lo que estaba a punto de ocurrir. Y era un lugar plácido.
6 comentarios:
paf! definitivamente tendré que empezar a leerla!!
besos!
gopegui? belén?
amo como escribe esa mujer.
(alguna vez lo puse por el blog)
recomiendo "el padre de blancanieves", su última novela.
voy por ella. quedé loca.
iba por ella... obviamente en este país es difícil (sinoimposible) encontrar librossssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
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