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jueves, 20 de diciembre de 2007

(des)cargas sin edición.


Lo hago por la simple agonía de vida que me da sentir el calor; lo hice por que me hace ser conciente de lo que me agarra el cuello ¡!Me molestan los collares!¡. Aborrecimiento a lo que moja mi piel para quitarme resbalos de durazno fresco. Odio el calor, lo que testifica la pobreza, el no poder escapar de una gota que cae aburrida y se olvida al primer contacto. Me obliga a disolver frases, a armarme de ladrillos como de fragmentos y a rememorar toda una vida que fue peor de lo que imagino, a mirar la estrechez de mi sudor como un perro mira un hueso tras la reja; resignado, sediento, pasivo.

Ya no quiero escribir, mato la palabra con cada puñado que le entrego a una sucia hoja con gangrena. No quiero soportarlo sin seguir intentando, volviendo a la ilusión de una silla imposible. Que deslumbrante y repugnante es verme desde arriba intentando como siervo . Lo mismo que el chancho de aquella vez, masticando con ahínco de prisionero un choclo comido mil quinientas veces ¡Ya no queda nada! ¿Que no entiendes?

Podrido, todo podrido y fétido, olor a barro y lluvia de días, estancada en un hueco entre piedras grises que pisa un bus repleto de gente huasa, fea y sucia, como el pozo, igualita al pozo oloroso y sinsentido. Todos ellos, pliegues de algo mayor que los reduce a esclavos, todos ellos plagio de un universo doloroso y palpitantemente infeliz, todos ellos prolongación de un zoológico dormido que vive para servir y no para vivir.

Cabezas autómatas, necesitadas de retorcijones cerebrales, algo que los haga relinchar del dolor, que los sacuda y los penda de una estrella ínfima que los convierta en testigos y autores de su propia basura inflada por sus palabras de aliento mentado; algo que como un súbito mareo en el metro los reduzca a su condición de moscas, de bichos negros o brillantes de una noche en un pueblo sureño o nortino de cualquier país del este o el oeste. Penden de una estrella caída en un universo que sin siquiera chasquear los dedos los puede hacer desaparecer, por puro aburrimiento, por simples ganas o maldad.

Todo caldeado, cocinado, fermentado y humeante de un calor que evapora suciedades antiguas, pensamientos sucios y rebeldes que atacan el pescuezo por las tardes solitarias sin reverencias para agradecer. El mismo vapor que sale se nos pega y entra por los malditos ciclos llamados naturales; los poros. Odio los poros. Reflejo de que todo podría volver a entrar, no hay clausura, no hay cierre, no hay punto final, no hay conclusión. El veneno anterior de una palabra lanzada al viento como un puñado en los dientes se nos devuelve hoy a través de cada agujero aburrido de nuestros cuerpos que jamás pidió nacer, nunca quiso la existencia macabra que lo condena a vivir por siempre (en condición permeable).

Oh, poros infelices. Odiosos poros mal nacidos, símbolo de fracaso de una lucha interminable, testamento de la imposibilidad de cerrarlo todo. Los odio por negarme el fin, los odio por no poder morir a causa de su interminable ida y vuelta, va y ven de la vida por sobre nosotros, tratándonos como un medio, un soporte para un recorrido que nos trasciende, que somos personas; hormigas de otros humanos diferentes. Somos todos, todos poros de una sola otra gran persona mayor.

Oh, poros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

!!¡¡¡
cuando duele, notamos el cuerpo!! (o con el calor!)
nunca entenderemos ¡¡ ya no queda nada!! sin embargo, buscamos, comemos mil veces el choclo masticado. una y otra vez, una y otra vez.

es cierto,todos deberiamos tener retorcijones cada cierto tiempo; un cachetazo que nos ubique un poquitito y nos impulse a vivir en una estupidez un poco menor, por que al final (bien al final) somos todos bichos negros. la historia pasa, nadie nos recuerda. no importa si fuimos en el sur, norte, este, oeste; y que bueno sería que a la hora de morir agradescamos no haber gastado la vida en huebadas, sino en ago significativo que nos haga menos lamentable el último momento.

con respecto a los poros. !!!síi! puede ser que todos seamos un solo infimo poro de otro gran humano!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! (o no tan gran).

odioso ciclo de retroalimentación, jeje.

Anónimo dijo...

Que alivio, sin edición y que inecesaria en este caso! no nos colguemos collares amiga, o si lo hacemos que sean de mostacillas y florecitas de colores.
No quiero la condición de ninguno de los animales que nombras, aunque tengo de todos un poco..y los poros! ufff

"Oh, poros infelices. Odiosos poros mal nacidos, símbolo de fracaso de una lucha interminable, testamento de la imposibilidad de cerrarlo todo. Los odio por negarme el fin, los odio por no poder morir a causa de su interminable ida y vuelta, va y ven de la vida por sobre nosotros, tratándonos como un medio, un soporte para un recorrido que nos trasciende, que somos personas; hormigas de otros humanos diferentes. Somos todos, todos poros de una sola otra gran persona mayor.

Oh, poros."

No queda más que pedir por un "nuevo" año..otra vez, otra vez, y otra más...

Te felicito amiga y te deseo lo mejor del mundo para este año que se nos viene. Mucho éxito y espero ver estas páginas llenas de nuevos maravillosos textos para el 2008.
un abrazo!

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